lunes, 7 de julio de 2014

Sigo aquí, María

Hoy no es el aniversario de nada. Pero contemplar una fotografía removió mi corazón. Era ella. Hace tres años por esta época estaba en casa, pasaba una temporada, la que iba a ser la última de su vida, alternando con las visitas al hospital cercano para el tratamiento de su enfermedad terminal. La cuidábamos con todo el esmero y cariño. Le gustaba salir a dar un pequeño paseo. Gozaba con el desayuno. Callada, me miraba mientras estábamos en la mesa. Estoy seguro que quería decirme, a su modo, "me voy, Pepo". Sufría en silencio. Se percataba que yo también sufría. Era una mirada cómplice.
Tenía ganas de ir a Asturias en el ya próximo mes de agosto. Para arreglar algún papel, decía. Una vez allí, su enfermedad fué a más. Pero todavía le quedaba el deseo y la ilusión de invitarnos a todos a comer en un buen restaurante. Se que quería despedirse así, aunque lógicamente no lo llamaba despedida.
No pudo llegar a celebrarse esa comida.
Pero quiero que sepas que sigo aquí, María, queriéndote igual, estés donde estés.

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